Xeon no nació espartano, pero quiere serlo. El mismo Apolo le salva la vida para que cumpla su destino: que Jerjes, el gran conquistador persa, sepa quienes son los espartanos y cuál es su filosofía de vida.
El libro nos lleva por todas las peripecias de Xeon y su prima, desde que su ciudad es quemada por unos invasores y ellos dos sobreviven de milagro con la ayuda de un esclavo ciego. Él escucha que si a su ciudad la hubieran defendido sólo cinco espartanos, ésta habría sobrevivido.
Ávido de venganza decide hacerse un lacedominio y combatir en sus filas, hacerse invencible como ellos.
El libro nos hace vibrar con las descripciones de la vida de estos caballeros, su filosofía y peculiaridades.
En lo personal me fascinó las reflexiones de Dienekes sobre el miedo y la ciencia que él estudiaba y perfeccionaba: la phobologia. En uno de los momentos culminantes del libro, Dienekes se pregunta cuál es la emoción opuesta a ésta. No es el coraje o la valentía, porque esas son cualidades del alma, se es valiente a pesar del temor. Tampoco es su ausencia, no tener tristeza no es tener alegría. Descubre que las mujeres espartanas seguramente conocían mejor lo opuesto al miedo, porque ellas se quedaban en la ciudad sin saber si volverían sus esposos e hijos, una vez que marchaban hacia la batalla. Y cuando regresaban, debían llorar en silencio su ausencia para siempre.
Luego de ver cómo los últimos espartanos luchan hasta el final en la famosa batalla de las Termópilas, ahora en boga por la historieta que fue llevada al cine: 300, Dienekes logra descubrir cuál es la emoción opuesta al miedo, es aquella fuerza que cohesiona a los compañeros hasta hacerlos uno, es aquello que los lleva más allá de todo límite, aquello que les hace dar la vida por su hermano y por su ciudad, eso opuesto al temor es el amor.
Batallas, sangre, valentía, épica; este libro lo tiene a montones. Me encantó leerlo, a veces no podía detenerme porque el relato de la acción me llevaba al siguiente párrafo, y al otro y al otro.
Cuando uno lo termina, desea sosener el escudo y la lanza, colocarse el casco con la curiosa T en el frente y la capa escarlata.
Cuando uno termina de leer este libro, desea haber nacido espartano.
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